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Jason Day sigue su racha esta vez. The Barclays

 

Compartieron partido, hicieron la misma tarjeta durante la tercera jornada delThe Barclaysy acabaron empatados en cabeza, pero su sino reciente y su destino inmediato no pueden ser más dispares. Uno, Jason Day, llega de ganar elPGA Championshipy vuelve a estar metido en la lucha por el título de un torneo; el otro, Sang-moon Bae, está aprovechando sus últimas semanas de actividad golfística antes de tener que volver a su país para incorporarse a filas y estar dos años en el servicio militar.

En cualquier caso, ambos se marcaron de cerca para finalizar con sendos 63, magníficos resultados en el exigente Plainfield Country Club que los llevaba a encabezar el torneo con -11 y un golpe de ventaja sobre Bubba Watson. Por detrás, a dos golpes está Ryan Palmer, que juega su primer torneo desde que su padre falleció en un accidente de tráfico en Texas.

En caso de lograr la victoria, Day conseguiría el cuarto título de la temporada, cifra que solo ha alcanzado Jordan Spieth este año, y se acercaría a un ranking mundial que vuelve a estar liderado por Rory McIlroy después del corte fallado por el texano.

Por su parte, Bae no solo lucha por el torneo o por laFedEx Cup, sino también por entrar en el equipo internacional de laPresidents Cupque se jugará entre el 8 y el 11 de octubre en Corea del Sur… aunque para disputar esta competición necesitaría un nuevo permiso del ejército de su país. Dados los dos años que tendrá que estar en barbecho, la exención de cinco años en elPGA Tourpor ganar la FedEx Cup este año cobra una importancia crucial para él.

“Estoy en una situación muy complicada, pero ya no pienso en ello. Tengo que volver y eso será unas cuantas semanas después. Solo quiero jugar bien al golf esta semana y quiero jugar la Presidents Cup en mi país”,declaraba Bae.

Entre los que se juegan su paso al Deutsche Bank Championship, reservado a los cien mejores de la clasificación, destaca el rendimiento del mexicano Carlos Ortiz, que firmó un 62 sin fallos para colocarse a cuatro golpes de la cabeza.